La crisis
financiera internacional del 2008, y en España agravada por “el ladrillo”, ha
tenido como consecuencia la descapitalización a marchas forzadas de una buena
parte de las entidades financieras, en particular de las cajas de ahorro y los
bancos de cajas, que ha dado lugar a una intervención de Bruselas en forma de
inyección de capital a las entidades más debilitadas.
Pero esa inyección
no sale gratis, está condicionada a una descabellada reducción de la capacidad
operativa de las entidades (cierre de oficinas) y una descomunal reducción del
número de trabajadores del sector.
Ante esto son ya
varias las entidades, que han llegado a acuerdos con sus trabajadores (Bankia,
Banco de Valencia, Novacaixa Galicia, etc) y que gracias a las movilizaciones
de los trabajadores (paros, encierros,
manifestaciones y huelgas) sin ser
buenos acuerdos, si han cubierto los mínimos exigibles y razonables.
Cabe preguntarse
qué ha pasado y quiénes son los responsables,
para que las cajas en cuatro años hayan pasado de ser la “joya de la
corona” a los “apestados de la cloaca más inmunda”. Y estos no son otros que unos
Gobiernos que no supieron ver y atajar a tiempo el exceso en inversión
inmobiliaria. El Banco de España, que como supervisor, no detectó o no quiso
detectar los excesos que se estaban produciendo en un gran número de cajas y
como no los Consejos de Administración y los Comités de Dirección de las
entidades que nos han metido en este desaguisado y que ahora quieren ir de
salvadores.
Desde luego los
trabajadores no nos podemos sentir en absoluto responsables, pues lo único que
hemos hecho es cumplir con nuestra obligación de llevar a cabo desde “las
trincheras” las políticas erráticas
marcadas desde la dirección de la caja o banco.
Y
que pasa con BMN una vez que conocemos la inyección de capital público de 730
millones de euros. Pues lo primero que muestra la dirección es su satisfacción
de que continuará el comité de dirección. Y que los trabajadores estemos
tranquilos, pues ellos siguen, nosotros ya veremos. Tras anunciar el plan de
reestructuración, nos encontramos con una propuesta de cierre 107 oficinas y la
eliminación de 863 empleos.
UGT está en
absoluto desacuerdo con esta descomunal cifra de despidos. No obstante queremos
tener una actitud negociadora, que de lugar a una importantísima reducción de
estas cifras.
Creemos saber por donde
va la empresa y a UGT no nos gusta
absolutamente nada. La plantilla de BMN apenas da ya para
“prejubilaciones” es decir ya apenas hay empleados de 55 o más años, entonces
en donde piensan cortar. Pues claramente en todos los empleados, tengan la edad
que tengan. Ya nadie puede estar seguro (salvo el equipo directivo).
Por ello, ahora los
empleados de BMN tenemos que estar más unidos que nunca, aquí nadie se salva.
También a los sindicatos con representación en BMN se nos debe exigir unidad de
acción en defensa de los intereses de los trabajadores. Pero si llega el caso y
las negociaciones se estancan o no llegan a buen término, necesitaremos que todos
los trabajadores/as estemos juntos para
hacer frente a la empresa. Solo con vuestro respaldo y con vuestra
participación en las posibles movilizaciones que se tuvieran que convocar,
tendríamos la suficiente fuerza para hacer frente a las pretensiones de la
empresa.
Tenemos experiencia
en la negociación de ERES, ERTES, traslados, etc y lo hemos demostrado en las
dos negociaciones anteriores, es cierto que en esta ocasión tenemos la espada
de Damocles de la Reforma Laboral
del Partido Popular, pero:
SI QUIEREN MOVILIZACION, LA
TENDRAN
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