UGT BMN ILLES BALEARS: ASÍ NO HAY FUTURO

viernes, 22 de febrero de 2013

ASÍ NO HAY FUTURO

Fuente: Circular UGT Illes Balears

Seguimos recogiendo las mismas críticas que se vienen repitiendo desde que se formó BMN.

La excusa de "la situación en que se encuentra BMN" (no provocada por la plantilla) sigue siendo el desgastado argumento que algunos directivos utilizan a la hora de exprimir a los empleados mediante la amenaza, “la reestructuración afectará a 863 personas y quien quiera entenderlo, que lo entienda”, así de fácil. No hacen falta más recursos ni  conocimientos para algunos de los que nos dirigen en BMN. De forma sutil, dejar caer la amenaza del despido, se ha convertido en la única táctica de algunos. Tener a la plantilla en constante tensión, bajo la amenaza del despido, provoca un inevitable desgaste que acaba traduciéndose en falta de motivación e implicación. Esto no es una opinión más, es lo que constatamos a diario en los centros de trabajo. El que siembra miedo recoge, normalmente, resentimiento, por lo que este tipo de proyectos no resultan creíbles más allá del estricto corto plazo.

Sigue siendo asombrosa la contradicción que se produce entre la continua pretensión por saltarse horarios, leyes y convenios, por forzar a trabajar mañanas, tardes y festivos, y una empresa en la que dicen que sobra personal y que por eso tiene que recurrir a ERES y ERTES. Pero como esos excesos no son reales y el trabajo real tiene que salir, las horas que hacían los afectados/as por esos planes de reestructuración las tienen que hacer el resto. Horas extras no remuneradas que facilitan más despidos, se defrauda a la Seguridad Social, no se pagan impuestos y encima el coste del ERTE, vía paro, también es por cuenta del contribuyente.

Entendemos que el inicio de cualquier ahorro de costes racional pasa por mejorar la organización, empezando por el organigrama, identificando responsables, funciones y competencias. La directiva, sin embargo, se mantiene prácticamente triplicada y la estructura sigue conservando, a la vez, múltiples duplicidades. A título individual la productividad bajará inevitablemente si se sigue apostando cada vez más por el ya abundante trabajo administrativo. A cambio, en contraposición a este despilfarro de horas improductivas, nos ofrecen despidos y bajadas de sueldos.

En los centros de negocio (oficinas) cada vez se hace menos negocio, porque coyunturalmente hay menos oportunidades y porque cada vez se dedica menos tiempo a trabajar atendiendo al cliente, en beneficio del tiempo dedicado a responder a requerimientos e informes de dudosa utilidad, absurdos y redundantes en muchos casos: reiteramos, muchos preguntando y pocos haciendo... La realidad actual, desgraciadamente, es que la carga de trabajo desmesurada (inútil en parte), provoca que muchos compañeros se vean obligados realizar horas extraordinarias para mantener la mesa decente y el mínimo trato exigible con el cliente. Pero de ahí a que,
a través de “sutiles sugerencias”, se pretenda crear un mini-convenio ilegal que obligue a trabajar mañana y tarde incondicionalmente resta un mundo. Las malas formas nunca están justificadas y son de utilización voluntaria para quien las aplica, si bien procuraremos que no sean gratuitas.

En otro tiempo fuimos la envidia de nuestros competidores, fuimos mejores que ellos con menor oferta y el alto grado de colaboración, lealtad y  compañerismo entre jefes y subordinados tuvieron mucho que ver en ello. A día de hoy, todo esto ha pasado a la historia. Es lamentable ver los patios de las oficinas, ahora casi vacíos. Las caras del personal reflejan el desgaste al que está siendo sometido. Su desesperación ante la incertidumbre, impotencia ante las reclamaciones de los clientes, infinidad de correos que siguen sin respuesta, desmotivación y miedo a lo que nos depare el futuro provocan un desgaste demoledor. El panorama es lamentable, plantilla desanimada, clientes resignados.

Por otro lado nuestros gestores, los que han llevado a BMN a la situación en la que está, parece que no ven mucho más lejos del sillón en el que se sientan. Esa es la única explicación razonable que encontramos al hecho de que haya unanimidad de voces críticas con el sistema de trabajo implantado entre la plantilla de nuestras oficinas. No hemos encontrado a ni un solo trabajador que comparta los criterios actuales como válidos para mejorar la productividad de los centros de negocio.  NADIE cree estar haciendo lo que se debería hacer para mejorar los números del centro en el que trabaja. NADIE cree que la relación con sus clientes haya mejorado en los últimos tiempos, sino todo lo contrario. ¿Qué futuro  puede tener este proyecto si los que tienen que tirar del carro creen, unánimemente, que tiran hacia el lado equivocado?

Esperamos que con el cambio de Director Territorial se vayan introduciendo los cambios necesarios para revertir esta situación, logrando el clima laboral óptimo que desesperadamente necesitamos.


 


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