Mi opinión primera es que las cajas de
ahorros no es lo peor, sino lo mejor que la ha ocurrido a España en materia
financiera, la gran obra de la
Iglesia y de corporaciones locales para luchar contra la usura
bancaria. Sí, sé que estoy en minoría.
Y es que las cajas no se han hundido
porque se hayan politizado –que, en parte, también- sino porque no era
sociedades anónimas, sino entidades mutuales. Ahora bien, el banco
Internacional de pagos de Basilea (BIS) es quien impone para todo el mundo las
normas de contabilidad bancaria. Y el BIS, instrumento favorito del Nuevo Orden
Mundial (NOM) ha promulgado que sólo pueden existir sociedades anónimas en el
mundo bancario y, lo que aún es peor, que un buen banco es aquel que tiene
mucho capital, y no el que tiene poca morosidad, independientemente de su
tamaño
Naturalmente, en este esquema las cajas
de ahorros estaban condenadas a desaparecer, por cuanto no podían acudir al
mercado para aumentar su capital.
Y como ni el PP ni el PSOE defendieron
en Basilea y otros foros internacionales la naturaleza de las cajas de ahorros…
pues nos las hemos cargado.
¿Qué nos hemos cargado? Pues unas
entidades que constituían el soporte de las industrias estratégicas españolas
(Telefónica, Iberdrola, Indra, Repsol, Gas Natural, Abertis, Sacyr, SOS, y siga
usted contando).
No sólo era eso: centenares de miles de
familias españolas tienen su casa gracias a una hipoteca de alguna de las
cajas. No sólo eso: las cajas proporcionaban financiación local a pequeños
comerciantes, agricultores, pymes, etc, que son quienes crean puestos de
trabajo. No sólo eso: dedicaban parte de su beneficio a obra benéfico-social y
trataban a sus trabajadores mucho mejor que la banca. Pues todo eso nos lo hemos
cargado.
Ojo con Basilea. Un poder oculto,
verdadera conspiración entre los poderosos de la política –los gobiernos- y los
poderosos del dinero –banqueros-. El BIS ha conseguido expulsar del mercado a
todos los bancos pequeños y planear un pacto: los bancos compran la deuda que
emiten los políticos que se endeudan hasta llevar a los pueblos a la ruina,
mientras los banqueros saben que si hacen las cosas mal o meten la mano en la
caja, no acabarán en la cárcel porque los gobiernos vendrán a salvarles.
Y así nos va.
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